Por Lidia Rojas Huamán.
Casi ocultos en la historia hay siete patriotas chorrillanos, que en plena ocupación chilena del Perú, durante la Guerra del Pacífico (1879-1884), emprendieron la reconstrucción de su amado Chorrillos, impulsando su municipio en medio de escombros y sin tener siquiera local para ello. Circunstancias frenaron sus esfuerzos, que después pudo concretar el bien reconocido alcalde Manuel Cuadros, tras la partida del invasor.
Cada 13 y 14 de enero se recuerda el holocausto vivido en Chorrillos allá por 1881, incendiado, saqueado y su gente asesinada, vejada, siendo el suceso más cruel de la citada guerra… ICHMA les alcanza hoy un pasaje importante para orgullo nuestro, pues así como hubo valientes soldados (muchos improvisados) y chorrillanos que pelearon cuerpo a cuerpo, otros no se quedaron de brazos cruzados y decidieron levantar su tierra, sin importar la mirada enemiga.
LOS 7 EN SU PRIMERA SESIÓN
Manuel Irigoyen, Felipe Valera y Valle, Ulderico Tenderini, Gustavo Heudebert, Rafael Canevaro, Juan Ignacio Elguera y José Albarracín, son los nombres de estas personas notables en su vida profesional, quienes con sus vecinos sostenían reuniones para levantar ese afamado balneario, amado por los limeños, apetecido por la aristocracia y envidiado en el sur por su fama, belleza y esplendor, según narran los historiadores, como algunas de las razones para tan demencial furia contra Chorrillos
Ante la presencia chilena, el presidente peruano Nicolás de Piérola, dejó Lima y la comunidad designó como Presidente Provisorio a Francisco García Calderón, quien al ver destruidos los concejos distritales, sobre todo de Chorrillos, Miraflores y Barranco, decidió formar nuevos municipios, porque sus trabajadores dieron diversas excusas para no volver, y estos distritos peligraban desaparecer.
Un 19 de junio de 1881, se citaron en la Alcaldía de Lima a los mencionados patriotas, pues cinco días antes por Decreto Supremo, se les nombró como Concejales para la administración del gobierno local a Irigoyen, Valera y Valle, Tenderini, Heudebert y Canevaro y como Síndicos (especie de personeros y representantes de la comunidad) a Elguera y Albarracín. Ellos aceptaron con orgullo patrio.
Habían pasado sólo cinco meses del holocausto y vivíamos la ocupación chilena. Ante la presencia del alcalde de Lima César Canevaro Valega, se realizó la primera sesión de chorrillanos y por votación, se nombró como primer alcalde post-destrucción a Manuel Irigoyen, que sólo pudo sesionar seis meses, lográndose importantes trabajos, algunos de los cuales brevemente, les daremos a conocer.
73 CADÁVERES SE SUMAN A 500
Todos los documentos de la antigua Municipalidad presidida por Mariano Chávez, se quemaron ese 13 de enero, pues se escondieron en el techo del Hotel Pedro de la Plaza Matríz, que también ardió en llamas, así como la casa edil ubicada al frente, con fachada en Jr. Trujillo, toda de quincha y cuyos muebles quedaron devastados totalmente.
Al inicio se decidió hacer un nuevo plano, que meses después se pudo avanzar con el Ingeniero Teodoro Elmore. Se prohibió la entrada de carretas para evitar algunos robos de cosas utilizables (fierros y maderas) y con los escombros se rellenó los desniveles de calles y el terreno irregular ubicado a la entrada de la hoy explanada de la Escuela Militar, y hasta decidieron ensanchar con ello la actual bajada Tenderini. Se habló incluso que allí podía quedar la nueva Plaza Mayor del distrito.
Entre los escombros, a inicio del mes de agosto, se ubicaron 53 cadáveres y a fines de setiembre 20 cadáveres más, que tenían el uniforme de soldado peruano. Trabajos realizados con ayuda de peones de la Compañía del Ferrocarril y que prestó, además, 20 mulas para mover los escombros; pero los magros sueldos de los trabajadores les hicieron desertar.
Un señor de apellido Serdio, pagó luego un servicio de seis semanas de peones y carretas para esa labor, hasta que finalmente se sacó a remate municipal dicha limpieza, gracias a un dinero que casi al final de año recibió Chorrillos de Lima, de la cual era dependiente por ley.
Es importante informar que en Abril de ese año, antes del nuevo Concejo Distrital de Chorrillos, Lima había dispuesto la inhumación de cadáveres a consecuencia de la guerra y se refiere que la mayoría fueron hallados en Chorrillos, por El Salto del Fraile, caminos de la Hacienda Villa, San Tadeo y también en las líneas de combate entre Pamplona y San Juan. En total 500 cadáveres.
Irigoyen y su gente sesionaban incansables para motivar el retorno o la presencia de nuevos pobladores; arreglaban las cañerías y calles, y pese a que no había dinero, suspendieron cobros por derechos para abrir negocios y dieron el uso libre del agua. Pero la inseguridad reinaba, al haberse ido el comisario y cinco celadores, y los montoneros de la quebrada amenazaban la villa, por lo cual se pidió a Lima seis hombres de su seguridad, para evitar el vandalismo.
Las reuniones de estos chorrillanos, repartidos en comisiones de trabajo como: Inspección de Obras Públicas, Inspección de Higiene y Establecimiento Públicos, Recaudación de Rentas y Gastos, las hacían al parecer en diversos domicilios, pues existe una carta donde piden a Lima les puedan proporcionar (de lo que se había guardado en el Palacio de la Exposición), dos mesas, 12 sillas, un estante, un sofá y una alfombra, para su Municipalidad; pero ya no había ello.
El espíritu de colaboración crecía sin embargo, el párroco Toribio García decidió entregar más de 100 soles de la Beneficencia para impulsar Chorrillos, y el director de tal entidad se negó comprometiéndosele entonces a alzar el destruido cerco del cementerio chorrillano, ubicado en la hoy llamada “Cancha de los Muertos”, a la salida del túnel de la Playa Herradura.
ULTIMA SESIÓN
El 10 de diciembre de 1881 se realizó la última reunión del Concejo de Chorrillos, a pesar que un día antes Chile había decidido cerrar todos los Concejos y destituir en Lima a Canevaro. En esta última cita los chorrillanos decidieron sin embargo, la limpieza y ampliación de: las calles Castilla y Comercio (Olaya) y del Malecón, amparándose en que antes Lima les dio respaldo. Es que legalmente, se trabajaba con inspección y revisión del Concejo Provincial.
Se leyó en Chorrillos el decreto del Jefe del Ejército de Ocupación General Patricio Lynch que cambió al alcalde de Lima, César Canevaro por el chileno Adolfo Guerrero. Se acordó cesar en sus funciones a los empleados municipales, y los libros y demás documentos entregarlos al Síndico de Gastos José Albarracín para su custodia… La Municipalidad no abrió sus puertas por años, hasta el 24 de enero de 1885.
VALIENTE ALCALDE CANEVARO
Importante es destacar, que César Canevaro dejo su cargo, previa carta dirigida a Lynch, el 9 de diciembre de 1881, indicando que sólo el empleo de la fuerza del chileno, ha logrado su prepotente cometido y era ilegal porque la Municipalidad de Lima, no es una institución de Guerra.
Un extracto de su extensa carta cita: “…dirijiéndose la guerra solamente contra el Estado y sus fuerzas militares …no da el derecho de suprimir todas las instituciones que viven en el seno mismo del Estado …Sólo el designio de extinguir un pueblo o de conquistarlo puede explicar que se haga tabla rasa de sus instituciones…”; suscribió Canevaro, habiendo antes escondido y salvado mucha documentación que entregó años después a Lima, la cual obra en el Archivo Histórico de la Municipalidad de Lima.
Esta información inédita sobre Chorrillos que les alcanza ICHMA, forma parte de nuestros hallazgos en el Archivo Histórico de la Municipalidad de Lima, Archivos de la Municipalidad de Chorrillos, del Instituto Riva Agüero y de la Biblioteca Nacional. Seguiremos trabajando para alcanzarles nuevas informaciones.