Por: Luis Ojeda Espinoza.
Vecino chorrillano de la Calle Lima en el siglo XIX y notable ingeniero con papel muy importante en la Guerra del Pacífico, así como muy recordado por su liderazgo en la reconstrucción post guerra de este balneario, así era Manuel Cuadros, por quien este 7 de diciembre celebramos 170 años de su natalicio. Conozcamos más de este personaje, cuyo parque chorrillano que lleva su nombre, continúa sin placa recordatoria.
Sus padres: don Manuel A. Cuadros (Abogado y político) y doña Rosa Viñas, fueron quienes llegaron a vivir a la Villa en la época de esplendor y ocuparon un hermoso rancho en la Av. Lima, según refiere Evaristo San Cristóval en su obra “Grandeza y Esplendor de Chorrillos”.
Como hijo único de una familia acomodada de mediados del siglo XIX, Manuel Cuadros recibió gran parte de su educación en el Seminario de Santo Toribio y cuando cumplió los diecisiete años, motivado por su gran sensibilidad social, participó en la fundación de la Compañía de Bomberos “Municipal Lima” el 21 de abril de 1866, la misma que más tarde se conocería como “Lima”.
Pasaron tan solo algunos días y la historia lo llevó a conocer la guerra cuando su compañía de bomberos hizo frente al fuego destructivo de la Escuadra Española que atacó el Callao el 2 de Mayo de 1866, en el último intento por recobrar sus antiguas colonias. Cuadros obtuvo por ello, a su corta edad, todos los títulos que otorgó el gobierno a los participantes en esa gesta heroica.
Al poco tiempo el valeroso chorrillano viajó a Europa, donde cursó estudios y obtuvo su título en Ingeniería. Cuando retornó al país, en 1877, contrajo matrimonio con doña María Pflucker, cuya familia vivía en la misma calle Lima y a quien profesó gran afecto desde muy niños.
Guardia Urbana de Chorrillos
Llegó el aciago 5 de abril de 1879, fecha en que Chile le declara la guerra al Perú y Cuadros, a los 30 años de edad y motivado por su enorme patriotismo, cedió de su propiedad al gobierno el islote Patillos, ubicado en Iquique, para que sea fortificado y ofrezca dura resistencia a las fuerzas chilenas.
En los primeros meses de la guerra, tanto el Ejército como la policía o gendarmería, abandonaron las ciudades para viajar al sur enlistados en los batallones, por lo que el gobierno ordenó crear en cada distrito una Guardia Urbana Municipal, la misma que estaba integrada por “bomberos, personas de diversas instituciones, columnas, colonias extranjeras y ciudadanos peruanos que han ofrecido u ofrezcan sus servicios al efecto” (Res. del 1° de Mayo de 1879. Reglamento para la Guardia Urbana Municipal).
Entre las funciones de la Guardia Urbana estaba “proteger la propiedad, asegurar la tranquilidad del vecindario, prevenir los delitos y perseguir a los malhechores dentro de la ciudad”. A cuadros le cupo participar y organizar la Guardia Urbana de Chorrillos, actividad que desempeñó con gran dedicación, profesionalismo y amor a la Patria.
Hunden barco chileno “Loa”
Justamente, fue en esa época cuando Cuadros recibe el llamado del presidente Nicolás de Piérola para integrarse a un proyecto, de carácter “Secreto”, que llevaba a cabo la armada peruana, que consistía en crear proyectiles que pudiesen destruir unidades navales chilenas.
El proyecto fue tomando cuerpo y luego de algunos meses y múltiples pruebas, algunas negativas, el esfuerzo y la dedicación tuvieron su recompensa el 3 de julio de 1880, cuando uno de los torpedos ideados por Cuadros hundió en la bahía del Callao la embarcación chilena “Loa”, que formaba parte de la Escuadra Chilena que bloqueaba el puerto peruano.
El equipo de Cuadros armó una escena que consistía en dejar al garete una embarcación con diversos productos comestibles, utensilios y hasta algunas cabras, dando la apariencia de haber sido abandonados por contrabandistas que querían romper el bloqueo al primer puerto.
El capitán de la nave chilena ordenó tomar el cargamento y cuando levantaban los últimos sacos de alimentos se activó un mecanismo que hizo detonar una pesada carga de explosivos que destruyeron la nave chilena. Esta exitosa operación puso en alerta a toda la armada chilena y se tomaron especiales medidas para evitar que ocurra un acto similar en el futuro.
Cuadros y su equipo fueron felicitados por el gobierno peruano, que fue partícipe de una ola de esperanza en la victoria que llegó hasta las tropas peruanos en los diversos campos de batalla. Pero, el ingeniero Cuadros quería más, por lo que de inmediato comenzó a trabajar en otro artefacto explosivo para sorprender nuevamente al enemigo.
Sabía que no podía utilizar la misma carnada, la cual había sido ampliamente difundida por el comando chilena en los diversos barcos de su armada. Pasó poco más de dos meses de la caída del Loa, cuando se decidió colocar una nueva “sorpresa” a los enemigos del sur.
El turno de “La Covadonga”
Esta vez se ordenó tallar un artístico escudo peruano, tan magnífico que incluso podía considerarse un excelente botín de guerra. El escenario se presentó como que la nave había sido abandonada por los marinos peruanos que sacaban esta hermosa joya de Lima para llevarla a otro destino.
El 13 de Setiembre de 1880, en las costas de Chancay se encontraba la nave “Covadonga”, una de las más representativas de la armada chilena y cerca de ella se dejó tan importante carga. Advertidos por la experiencia anterior, ahora los marinos chilenos efectuaron una exhaustiva inspección de la “carnada” peruana, que incluso llevó a revisar hasta los remos.
Todo indicaba que era seguro izar la embarcación con su excelente trofeo y a poco de dar la orden respectiva, una fortísima explosión destruyó todo a su alrededor y “La Covadonga” se fue a pique, pereciendo 81 marinos chilenos.
Cuadros fue reconocido nuevamente como el autor y ejecutor de estas importantes acciones que pusieron de vuelta y media al Alto Mando chileno. El ingeniero peruano por esta acción fue condecorado con la Cruz del Mérito Militar.
La irá chilena no calmó sino hasta después del bombardeo a los puertos de Chorrillos, Ancón y Chancay, ocurrido el 22 de Setiembre de 1880, que no provocó víctimas entre la población civil del esplendoroso balneario al sur de Lima.
Después de ocurrida la destrucción de Chorrillos, el 13 de Enero de 1881 y ocupada la capital peruana por el Ejército chileno, Manuel Cuadros tuvo que buscar refugio para él y su familia en las provincias del país. El enemigo había puesto precio a su cabeza y lo buscaban los servicios de inteligencia chilenos.
Se sabe que logró refugiarse en las montañas de Huánuco, donde tomó contacto con las tropas de Andrés Avelino Cáceres y se integró a ellas, sumándose a la resistencia contra el ejército invasor.
Tres veces Alcalde de Chorrillos
Pasada la guerra retornó a Chorrillos, donde ocupó la Alcaldía en tres oportunidades: La primera, de 1885 a 1888; la segunda, tan solo fue un mes en 1890 y la tercera, de 1893 a 1895. A Cuadros le tocó reconstruir gran parte de la ciudad destruida por las tropas chilenas.
En el primer período se dedicó a volver a dotar de agua potable a la población. Las tuberías y desagües estaban destrozados y hubo que cambiar todo, el objetivo era recuperar a como de lugar los Baños Municipales de Chorrillos que daban un importante ingreso a la comuna en los meses de verano, así como poner en valor nuevamente el Malecón de la Villa.
También había que limpiar de desmonte las calles y acondicionar un nuevo cementerio, pues el que quedaba en lo que hoy es “La Cancha de los Muertos”, estaba repleto tras la Guerra del Pacífico y no ofrecía garantía de salubridad para la población chorrillana.
Ejemplo para futuras generaciones
Posteriormente, del 8 de Agosto de 1896 al 29 de Octubre de 1897 fue designado por Piérola como Ministro de Fomento y Obras Públicas y luego pasó a ser Ministro de Guerra que ejerció desde el 16 de Mayo de 1898 hasta su fallecimiento ocurrido el 21 de Setiembre de ese mismo año.
Manuel J. Cuadros debe ser recordado siempre por los chorrillanos. Fue una persona íntegra, formado con valores patrióticos que compartió con su gran sensibilidad social con el pueblo donde vivió casi toda su vida.
Los chorrillanos de hoy deben saber retribuir su gran entrega rindiéndole homenaje en el parque que lleva su nombre, ante su busto, ingratamente sin placa recordatoria, y ante el mar, escenario de sus proezas.
——————
– Se tomó como referencia textos publicados por Juan José Bardales en su Blog de historia peruana y las investigaciones históricas efectuadas por el Instituto Chorrillano de Medios de Comunicación y Archivos (ICHMA).